¿Terapia de Juego? Aquí Sí
A través de la Terapia de Juego, al/a la niñ@ o adolescente se le facilita expresar sus miedos y conflictos de una manera indirecta, pero mucho más fácil.
La Terapia de Juego hace referencia a una serie de métodos y técnicas lúdicas especializadas, cuyo objetivo es que el niño encuentre múltiples oportunidades para la expresión y autocontrol de sus emociones, la expresión de sus sentimientos y pensamientos, el reconocimiento de sus propios recursos y potencialidades, así como la normalización de sus pautas de desarrollo. Todo esto con la guía de un adulto (terapeuta de juego) especializado en este modelo de trabajo terapéutico, quién le ofrece al niño una relación cordial, empática y afectuosa que le proporcione la confianza necesaria para la superación de los problemas que lo llevaron a terapia.
Cuando somos adultos, la mayor parte de la población es capaz de expresar sus inquietudes, sentimientos, ideas, creencias, miedos e inseguridades a través del lenguaje. Pero esto resulta mucho más difícil para la población infantojuvenil, ya que es posible que no comprenda enteramente lo que está sintiendo o bien no sepa o no se atreva a expresarlo verbalmente.
Y, a pesar de que algunas personas pueden pensar que jugar (que, por cierto, es una conducta presente y vital en la mayoría de los animales para su desarrollo y para la adquisición de habilidades básicas) es solo una pérdida de tiempo, lo cierto es que el juego encierra una importancia fundamental, especialmente en el período de desarrollo, puesto que las diversas acciones implicadas en el juego permiten entrenar nuestro cuerpo y nuestra mente, y desarrollar diferentes capacidades como la cognición, la psicomotricidad, las habilidades sociales y de comunicación y la gestión de las emociones.
Por todo ello, esta forma de intervención psicológica a través del juego, posibilita establecer mecanismos y técnicas que permiten analizar y ayudar a tratar diferentes problemas (miedos, inseguridades, frustración, disregulación emocional, baja autoestima, dificultades en la comunicación o en la dinámica familiar, celos, etc.), mejorando las habilidades cognitivas, emocionales y sociales.
El juego reduce el nivel de tensión y aumenta la capacidad de vincularnos a nuestro entorno (y no solo en los niños); por lo que en este tipo de terapia, basada en el juego como elemento de comunicación, el paciente puede exteriorizar sus emociones y experiencias de manera simbólica. No solo sirve como mecanismo de expresión, sino que permite al sujeto procesar y trabajar la información a nivel consciente e incluso elaborar y/o aprender maneras de hacerles frente. Su funcionamiento es en apariencia simple, pero exige un elevado nivel de cualificación y observación por parte del profesional y un espacio en el que el sujeto se sienta seguro y apoyado.
En la terapia de juego el terapeuta puede llevar a cabo la sesión de forma directiva (dirigiendo los juegos) o bien no directiva si se permite el juego libre del menor.
Previamente se eligen los materiales, juegos y/o juguetes en función del enfoque que se va a dar al abordaje y del problema o situación especifico que se quiere tratar.
La información que podemos extraer a partir de esta modalidad de terapia es mucha. Además del propio simbolismo que el sujeto imprima al juego, y que nos proporciona información sobre sus vivencias y estado emocional; hay muchos otros aspectos del juego que nos aportan datos de interés en otras áreas: sobre su nivel de madurez, su estilo de respuesta, su grado de creatividad, el funcionamientos de sus funciones ejecutivas, su tolerancia a la frustración, etc. La significación de todos estos aspectos dependerá del caso.
Funciones y ventajas de la terapia de juego
A través de este tipo de terapia se busca facilitar la expresión de emociones y situaciones que el menor encuentra difícil expresar con palabras, sea debido al trauma que implican determinadas experiencias, a la dificultad que le supone hablar de sus emociones o la ausencia de capacidad lingüística suficiente para ello. Para ello se recurre al juego, a través del cual pueden expresar sus emociones, sentimientos y vivencias de manera simbólica.
El contexto de juego supone asimismo un clima positivo que puede favorecer la interacción del terapeuta con el menor, estableciéndose una mejor alianza terapéutica, que permita que el paciente se sienta seguro y confíe en el profesional.
Además de ello, la participación del profesional en el juego (siempre desde la perspectiva y dirección del menor) permite que el paciente no solo se exprese, sino que pueda observar y adquirir nuevas conductas y modos de ver la realidad que por sí mismo podría no plantearse, por lo que resulta especialmente útil para entrenar habilidades sociales y emocionales.
Por último, este tipo de terapia ayuda al paciente a que además de expresar lo ocurrido sea capaz de procesarlo para posteriormente trabajarlo, así como fomentar su resiliencia o resistencia a las adversidades y ayudarle a desarrollar mecanismos y estrategias de afrontamiento adaptativas, empoderándole.
Tipos de actividades que se realizan
Existe una elevada heterogeneidad en las actividades que pueden acabar llevándose a cabo en una sesión de terapia de juego. El tipo concreto de actividad va a depender de las necesidades y preferencias del menor. Entre las técnicas y actividades lúdicas más frecuentes podemos encontrar diversos tipos de métodos, de los que a continuación se presentan algunos ejemplos.
1. Juego Simbólico
A través de elementos de juego simbólico (caja de arena, casas de muñecas, representación de aulas de clase, cocinitas, marionetas, diferentes tipos de muñecos, animales de juguete, peluches, etc.) el niño, jugando de forma libre, e introduciendo al terapeuta al explicarle lo que va sucediendo o incorporarlo al juego, va creando escenas y personajes, en situaciones parecidas a las que vive en sus propios entornos, y, a través de sus representaciones expresa los conflictos y las emociones que siente. Esta habilidad de proyectar a través de símbolos y metáforas sus experiencias, pensamientos y emociones más profundos, le ayudan a procesar e integrar y con esto generar nuevos significados a sus experiencias. El niño puede hablar a través de los personajes y tomar la suficiente distancia del tema conflictivo, como para sentirse seguro de expresar y al mismo tiempo protegido de los sentimientos que lo abruman.
2. Dramatización
Mediante el juego de roles, que puede incluir o no el uso de disfraces y complementos, se promueve que los menores expresen sus inquietudes internas a partir de la representación teatral. Juegos de imitación o simular situaciones concretas pueden servir no solo como mecanismo de expresión, sino también como exposición a situaciones conflictivas y como modelado para aprender conductas alternativas o nuevas estrategias de afrontamiento.
2. Juegos de expresión sensorial, corporal y movimiento
Este tipo de métodos son especialmente importantes en el caso de sujetos que evitan o buscan de manera excesiva el contacto físico, o bien para aquellos que descargan inapropiadamente su ira a través de actos físicos con violencia hacia objetos o personas .
La experiencia corporal es esencial para el desarrollo del sentido de sí mismo; el niño necesita ser capaz de sentir y "vivir" en su cuerpo y sentir confianza para moverse en el espacio, desarrollar adecuadamente la propiocepción y gestionar las distancias, contactos e interacciones físicas. Muchos niños necesitan del juego corporal para establecer una relación segura con su propio cuerpo, reconocer sus límites y respetar los ajenos. Dentro de este grupo de técnicas podemos incluir los juegos de expresión corporal (tanto de psicomotricidad gruesa -que involucra todo el cuerpo- como fina -partes específicas del cuerpo-), los juegos de percepción sensorial, que incluyen experiencias con texturas, sonidos, sabores, olores e imágenes, el movimiento rítmico y la danza; así como el juego con espadas y lucha libre. Juegos de ideas creativas de movimiento y de imitación "cómo sí". También los juegos de narración con sonidos, movimiento y libre expresión son utilizados como otra forma de terapia en donde se favorece la espontaneidad.
3. Creación artística
A través de las posibilidades de creación artística en sus múltiples variedades el niño puede explorar nuevas posibilidades y crear nuevas conexiones entre ideas, experiencias, personas e interpretaciones de su mundo. Aprende que puede transformar emociones y reencuadrarlas. De esta forma puede transformar su forma de vivenciar las cosas, permitiéndose generar nuevos significados arriesgarse a entrar en territorios desconocidos a partir de su propia creatividad.
Dentro de este tipo de técnicas se incluyen: la música (que tiene capacidad de atravesar los mecanismos defensivos de las funciones corticales del cerebro y acceder directamente al sistema límbico, donde se procesan las emociones; por lo cual resulta especialmente útil para ayudar al niño a suavizar y auto-regular mejor los estados de hiperactivación y conseguir un estado de mayor equilibrio), el dibujo y la pintura (con diversos tipos de
técnicas y materiales), creación de collages, el uso de barro o plastilina, narraciones o incluso juegos de construcción como legos, bloques, etc.
4. Juegos Terapéuticos
Son juegos, basados en la dinámica de diferentes juegos de mesa, y diseñados específica- mente por profesionales de la psicología, para el abordaje, de forma lúdica de diversos tipos de problemática: baja autoestima, dificultades de comunicación y habilidades sociales, descontrol emocional, pensamientos negativos, duelo, acoso escolar, situaciones familiares difíciles, etc. A través de estos juegos el terapeuta no solo aborda y reelabora con el niño sus dificultades, sino que le proporciona formas de afrontarlas más adaptativas.
5. Juegos de Relajación y Mindfulnes
Juegos que permiten introducir de forma divertida y atractiva para el niño practicas fundamentales como la respiración, la relajación o la atención plena: como la técnica de Koepen, meditaciones guiadas, escaneo corporal, etc.
Situaciones y problemas en los que resulta útil la Terapia de Juego
La terapia de juego puede ser empleada en una gran variedad de problemáticas y trastornos de diversa índole, y de hecho se utiliza en muchos ámbitos de intervención, e incluso con adultos.
Algunos trastornos y situaciones en que puede ser de gran utilidad es ante la presencia de:
- Alteraciones emocionales: descontrol, agresividad, depresión,
ansiedad, miedos, o baja autoestima. - Eventos traumáticos o situaciones difíciles por las que haya tenido que pasar o esté pasando el niño (acoso o abusos, divorcio, muerte de seres queridos, cambio de domicilio, etc.) - Trastornos del neurodesarrollo ( como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, Trastorno de Conducta, Trastornos de Aprendizaje, Trastornos del Espectro Autista), Trastornos alimenticios o de sueño, etc. - Bajo nivel de habilidades sociales, retraimiento o dificultades de
comunicación o interacción.
En general este tipo de terapia provoca una disminución del miedo y la ansiedad, un aumento de la sensación y la capacidad de control, una mejora de la autoestima y las habilidades sociales, y la generación de nuevas perspectivas y estrategias de afrontamiento, además de una mejora sustancial del estado del ánimo.